Es necesario una vigilia. No una amabilidad ni una hostilidad, sino simplemente una vigilia... para evitar que un tipo se suicide, por ejemplo... Se necesita una cierta vigilia y estar disponible... ¡no son las 35hs semanales! ¡Estar disponible día y noche! Si te llaman a medianoche, no hay que dudar, hay que ir. Eso es la disponibilidad. ¡Pero no se trata de transformarse en cura o no sé qué!... Sino que se trata de “Disponibilidad” y “Vigilia”, ¿por qué no? Vigilancia, vigilia... Estar atento a lo que pasa...
Yo estaba en Saint-Alban, con Tosquelles y toda esa banda... Y después, en septiembre de 1949. Sí, 49... Había un lugar en la Clínica de Saumery, que estaba muy decaída porque había 12 camas, para 250.000 habitantes, y no había nada más... Ahí dentro, fue necesario rehacer todo. Había tanto por hacer, que no era simple quedarse... Pero me quedé... En 1952, le dije al administrador que había que arreglar muchas cosas, y que si en seis meses no había hecho nada, yo me iría, porque ya estaba harto. Me tomó al pie de la letra, porque después de ese tiempo me dijo: “No hicimos nada”. Y bueno, me voy... Y en los días siguientes me fui con todos los enfermos. Con todos los que podían caminar: había 33 que caminaban y 7 que no podían moverse... ¡A la calle! Y un mes más tarde ya estaba acá. El próximo abril va a hacer 60 años que estoy acá. Mucho tiempo... A mí no me gusta el campo, me quedé bastante...
En este mundo, en este universo de la psiquiatría, hay una categoría que sería necesario definir... Hay lo que llamamos: “Gente un poco extraña”. Extraña, pero no necesariamente desagradable. Gente extraña hay en todos lados… Pero entre los esquizofrénicos, los psicóticos, toda esa gente que tiene problemas justamente con la vida cotidiana. Levantarse no es algo evidente... Tampoco lo es acostarse... No es evidente hacer algo... Eso implica decisiones que vienen quizás, que sé yo, del cielo... Entonces: ¿Quién va a obligar a alguien a levantarse? No nos hacemos mucho problema, ¡pero eso pasa!: ¿Me levanto o no? ¿Quién me obliga? Entonces ahí hay un problema con eso que ahora se llama de una manera muy universal: El superyó. Es un término raro, ¿no? El superyó me dice: ¡Levántate! Pero podría ser una voz, ¿por qué no? Una voz esquizofrénica que diría: Quédate acostado... A fin de cuentas, todo el problema del día que comienza. Sabemos bien que puede ser trágico. El día que comienza tiene todos los puntos de vista. Ahora bien, el movimiento inicial de eso que llamamos de una manera grandilocuente la “psicoterapia institucional”, es eso que pulsa: ¿cómo va a llevarse adelante la jornada? Y a fin de cuentas, la paradoja es organizar eternamente algo que puede desaparecer de un segundo a otro. Kierkegaard dijo eso. Lo precario, es la base de eso que podríamos llamar lo organizacional. Si en una comunidad, en un hospital, no hay lo precario... es un Campo (de concentración). Se transforma muy rápido en campo de concentración. No está para nada lejos. Con muy pocas cosas... Muy pocas cosas. Ellos no lo saben. Pero es insoportable... Se ve rápidamente. Para poner en marcha algo que dé cuenta de la Spaltung, de la disociación, o de la melancolía, o del suicidio, o de cosas gravísimas... Es necesario tener suficiente sutileza, ¡y no cosificar! Sino se comienza a atar a la gente, a encerrarlos, y peor también... Esa es la gran dificultad de la vida cotidiana: “Permitir así, en un aparente dejarse llevar y al mismo tiempo un rigor”. Y no se trata de que ser obsesivo deba ser acogido. Esa es la palabra en cuestión, la palabra acoger. Es la famosa “función de acogida”. La función de acogida no es necesariamente llamar a alguien para hacer las tostadas, etc… sino estar ahí. Estar ahí para hacer un signo... no necesariamente para decir: “¿Durmió bien?” No se trata de eso. Sino simplemente un signo, un guiño. Listo. Pero, ¡eso no puede solicitarse! ¿Cúal podríamos decir que es el estatuto colectivo y la exigencia del guiño? “¿Sabe qué? Cada mañana, al tipo que pase usted le hace un guiño. Eso se volvería obsceno... Lo que cuenta es justamente algo que no se ve. Y entonces, lo tuvimos en cuenta para casos muy difíciles; hacemos constelaciones, reunimos a la gente, al personal y hablamos de la persona durante toda una tarde, en detalle, las historias y también las preferencias que unx tiene, y los horrores... y al otro día todo cambió. ¿pero qué es lo que cambió? Quizás cosas, que no son forzosamente decibles. Lo que cambió fue un guiño, algo así, es lo que voy a llamar: un prosdiorismo. Hace bien poner una coma, poner o no una coma. Pasamos frente a un tipo y hasta ahí no poníamos una coma, y cuando pasamos por ahí, por el hecho de haber hablado el día anterior, cuando pasamos al lado de ese tipo... en la comisura de los labios... una sonrisa sutil... un guiño... un movimiento con la mano; es suficiente. Poner comas, en el pasaje.
Algunxs dicen que lo que cambió fue la manera de pensarlo... sabíamos los detalles... porque era así... de donde venía eso... etc, etc...sin más. Pero no se trata de decir: “Entonces cuando pase mañana delante de ese tipo le voy a sonreir”, ¡no se trata de eso! Es espontáneo, es decir, modificación de lo que no es ponderable de manera oficial. Con la condición de que uno tenga la libertad de hacerlo. ¡Algo que no es evidente!, porque los colegas dicen: “Bueno yo voy a hacer lo mismo en mi hospital...” y al cabo de un año dicen: ¡eso no funciona! Yo les digo: ¿cuál es la composición del grupo? y ellos dicen: “Los enfermeros, un jefe de servicio, incluso vino el director...” Los enfermeros se dicen: “Si digo una tontería me van a quitar puntos a fin de año, entonces... me cayo la boca”. ¡Y es por eso que no funciona! Entonces, eso debe poner en cuestión al mismo tiempo la jerarquía. Para poder expresarse sin dificultad, sin nada... ¡para que eso pase! Si no ponemos eso en cuestión, podemos hacer grupos ¡pero no servirá de nada!
Eso no es sutil, es algo que se cae de maduro... va de suyo. Es lo que llamamos: El ambiente. ¿Cómo se trabaja el ambiente? Con comas, como decía recién. Llegamos hasta el margen, ponemos comas, damos vuelta la página... el ambiente es toda la jornada, sino uno se queda... Si hablamos del ambiente como si estuviésemos leyendo la guía telefónica, al cabo de una hora, uno está harto. Primero es necesario sanar el hospital, sanar la sociedad, esas cosas... para poder tener acceso a lo que es más específico, en la esquizofrenia u otras... De otra manera (cada vez se dice más), decir que se cura gente, que uno analiza gente, sin cambiar el hospital... Como en todos lados, cada vez más. Sanar el hospital, es decir, tomar conciencia de manera concreta de la alienación social (sanar la alienación puede ser un escándalo, como se dice...); pero al mismo tiempo hay que sanar el hospital. De otra manera se tienen efectos, que no son secundarios, sino directos. Yo veo gente afuera de aquí, que actualmente está encerrada, atada, etc... durante meses, con un precio de jornada enorme. En tantos hospitales... me parece extraordinario. ¡Eso no generó ningún progreso! No se ha reflexionado sobre la doble alienación. Cuando digo doble alienación, estoy diciendo: alienación social en el sentido de Marx y compañía, de la sociedad que fabrica hospitales, escuelas, que son alienantes socialmente. Pero yo digo que la alienación psicótica es trascendental. Es decir, que por ejemplo en el pasaje de un tipo a la esquizofrenia, la entrada en la esquizofrenia, eso que Tosquelles enseña todo el tiempo, en su tesis y en otros lados, la catástrofe esquizofrénica; ahí se toca algo que no está en relación directa con las condiciones del entorno, es algo en relación con lo que llamo una trascendencia. Una trascendencia del sujeto, del individuo… Y el concepto de inconsciente entra ahí, pero el inconsciente no está directamente estructurado por la sociedad. En la alienación trascendental si podemos decir que hay gente que es mucho más frágil que los normópatas y que es mucho más sensible al ambiente... Volvemos a eso, porque trabajar el ambiente es trabajar la alienación social. Pero, justamente, hay gente que no se defiende bien, y que está en... hay gente que permanece catatónica todo el tiempo, en vez de moverse, etc... A fin de cuentas, lo que está en cuestión ahí es todo el problema de la psicoterapia institucional. Eso tiene detalles de todo tipo. Pero me acuerdo de Saint-Alban, allá arriba, en el sector de hombres, como lo llamaban... había un tipo que era... presupu... No, no supuesto... (supposé), era el encargado... (preposé), de abrir la puerta cuando traían la sopa. Y para abrir la puerta hacía dos giros completos sobre sí mismo, una danza... ¡Porque abrir la puerta no es cualquier cosa! No es necesariamente la puerta del cielo, también puede ser la del infierno u otra... hacía falta tomar precauciones. Realizaba una danza mágica y luego abría la puerta. Y nosotros dejábamos que lo haga. Pero para un tipo que estaba en el sector, que se quedaba acostado, era muy importante cuando escuchaba la puerta, se movía... Y bien, es la alienación trascendental, al mismo tiempo en relación con las cosas que pasan, pero de todas formas es vivido en otro espacio. No podemos decir que era simplemente el portero, es mucho más complejo que eso. En última instancia hubiera sido suficiente con que la puerta se abriera sola, pero era interesante que él viniera a hacer todas esas cosas. También había otro tipo en Saint-Alban, que tenía ropas viejas en ese tiempo, chaquetas viejas que se ponía sobre la cabeza de manera tal que quedaba deformado, tenía una joroba y se quedaba bajo una gotera que caía ahí, con la gota que caía sobre la cabeza. Pero no había que sacarlo de ahí, porque él sabía que Saint-Alban estaba en la cima de una montaña en el límite divisorio de aguas entre el mediterráneo y el atlántico, y entonces cada tanto él giraba sobre sí mismo, ¡para hacer girar la tierra! Incluso con una gota sobre la cabeza ¡era complicado como sistema! Se llamaba Arturo, y después de mucho tiempo volví, y dije: ¿Dónde está Arturo?, ¿no está más abajo de la gotera? ¡Ah, no! La gotera fue reparada, Arturo está en el taller de carpintería. Bueno, voy a ver a Arturo y lo veo cepillando una tabla... pero cuando llegaba al borde de la tabla ¡giraba sobre sí mismo! y luego seguía cepillando, y luego volvía a girar sobre sí mismo. Él había conservado la rotación, era muy importante ¡era la rotación de la tierra! ¡No podemos decir que eso sea la alienación social! Pero todos esos matices son muy importantes... Él estaba muy bien ahí, muy contento, incluso me reconoció. Nociones como esta son muy impresionantes vistas desde el exterior. Es, como se dice, la banalidad de la vida cotidiana. ¡Con la condición de no ser un idiota! El jefe que pasa, con sus trastos, sus atributos, etc… para un tipo como Arturo, eso no tiene interés.
Para poder dar cuenta de todas esas cosas no hace falta ser enfermero diplomado o psicólogo; algunos dicen: “¡Eso es asunto de un psicólogo! ¡Yo no interpreto!”. Enfermero, psicólogo, médico, enfermo... Pero a menudo, en disposiciones colectivas, los amigos enfermos del tipo son los que saben mucho más que el médico que ve a la gente así, rápidamente, incluso los analistas... Eso no es suficiente. Es preciso que haya eso que Tosquelles llama “una polifonía”. Todo eso es polifónico... Multi-referencial; ese es otro término. La multi-referencia de Tosquelles, es multi-referencia con la condición de que exista la posibilidad de expresarse ¿Dónde? Podemos decir que en el club... El club es un sistema colectivo, con todo un encadenamiento de responsabilidades y de identificaciones de toda clase, para intentar cuidar, digamos que para que cada quien pueda ser considerado en su... individualidad... ¡no es una gran palabra! Personalidad es un poco psicológica... pero podemos decir, en su singularidad. Y es a partir de ahí que podemos tratar algo. Es una suerte de análisis permanente. En un congreso, una psicoanalista contaba la toma a cargo de un tipo al que veía media hora, o dos veces por semana media hora, sin cambios, y además con pasajes al acto un poco complicados, Tosquelles le preguntó: “¿Qué hace él afuera? Afuera de la sesión...”. Afuera de la sesión son 6 días y 23 horas, y él estaba encerrado en una celda. Pero ella no tenía en cuenta eso. La cuestión es de hecho banal, es decir... Yo había dicho, él va a ver una muñequita media hora por semana ¡Y eso es lo que llaman psicoanálisis! Ahora, si se pone grave, lo mandan a guardar en el museo... ¡Pero el resto del tiempo está encerrado en una celda! Entonces, eso debe plantear un problema... ¡Pero no! Por eso justamente, un club es para plantear problemas. Para evitar que un tipo esté encerrado toda la semana menos media hora, es decir, darle responsabilidades, la biblioteca, las salidas, etc. No todas las actividades, sino invenciones... Que no deben estar materializadas por completo necesariamente de una manera definitiva. En fin, todo un proceso colectivo de puesta en marcha para evitar esa clase de segregación, de aislamiento, etc. ¡Eso es el club! Paradójicamente, yo estoy a favor de la jerarquización absoluta. Es decir, lo singular. No hay uno que pueda asemejarse a otro. Ni los enfermeros, ni los psiquiatras, ni cualquier otro... Es una suerte de diferenciación permanente. Podemos decir: una jerarquía. Pero no es la jerarquía burocrática, podríamos decir que es una jerarquía existencial, algo así... Que uno no es parecido a otro. Es una puesta en cuestión, justamente, contra la uniformización. Los pequeños soldados. Eso lleva rápido al aislamiento. Entonces, es contra la jerarquización burocrática, es decir el director, el médico jefe, éste, aquél... Eso es la jerarquía tal y como se presenta, pero existencialmente podemos decir que la jerarquización absoluta es la diferenciación absoluta. No hay nadie que sea igual. No podemos reemplazar a un tipo por otro. Aún cuando podamos decir: “Bueno, te vas a ocupar de este tipo mientras que yo no esté”, etc... Pero esa persona sabe muy bien... los enfermos no se confunden en eso. Por ejemplo, a menudo cito el caso de un esquizofrénico que es seguido por un médico y luego el médico se va de vacaciones, entonces le dice al enfermo en cuestión “Bueno, yo me voy de vacaciones 15 días... estaría bueno que alguien te vea durante estos 15 días en mi lugar, por ejemplo, podría ir a ver al doctor ‘tal’”. Y el enfermo respondió: “No, no... no puedo ir a verlo...” ¿Y por qué? “¡Porque no entiende nada! ¡Y jamás comprenderá nada! (hablando del otro médico)”. ¡Es un esquizofrénico el que dice eso! Entonces hay que buscar algún otro... Es un matiz, a pesar de todo...podemos decir: ¿de dónde viene la distintividad? No es el señor director quien va a decir: “Tú no eres parecido a ese otro”. Es a partir de la base misma... Podemos decir, del orden de la transferencia, pero más que eso, de una visión muy fina por parte del “pensionario” en cuestión, que hace así la distinción de uno al otro...
A veces cuando digo, en el comienzo de un discurso acerca de nuestro trabajo aquí: “Pindaro tenía razón”. Pindaro decía (está bien decir eso): “El reparto es el maestro de todos”. ¡Es magnífico! “El maestro de todos”. Reparto, ¡No quiere decir compartir! Sino tener en cuenta la especificidad, y para eso hice un seminario entero en Sainte-Anne sobre lo singular. Ahora bien, lo singular no es simplemente el “complejo de edipo” habitual. Lo singular es el lugar de cada uno, que nunca es el mismo de otro. Ahora bien, eso para un médico puede parecer subversivo. Dirán: “¿Estás en contra de la igualdad? ¿Y contra la justicia?”. No, yo estoy a favor de lo heterogéneo. ¡Es diferente! Cada uno es cada uno. Aún cuando se quiera hacer semblante de ser como otro, no es verdad. Y vemos bien que es, si es que se puede decir, el argumento de base. Y eso es, como decía Pindaro, lo más compartible. Paradójicamente eso se comparte. No hay uno que sea igual a otro. Ahora si uno viene con ideas militares, administrativas, burocráticas, diciendo: “Todos somos iguales”. Todos los esquizofrénicos juntos, todos los alcohólicos juntos, todos los agitados, todos los fulanos... Es espantoso, es una destrucción. Y es lo que domina...
(intervalo, se ve a la directora, al sonidista y a jean oury que se levanta, busca algo en un bolso, revisa unos papeles inclinado sobre su escritorio, mirando su agenda)
Voy a ver... -¿Mañana es Viernes? -Sí. -¿Quiere uno de estos? Un folleto. -Gracias. -¿Donde está?, ¿A partir de qué hora estarán? -Díganos usted -¿Mañana qué día es? -Mañana es Viernes. -¿Viernes? espera... ¿Viernes cuánto es mañana? -17, ¡18! -18 -Ah, ¿es 18? Estaba mirando una semana atrás... entonces no hay ningún problema... tengo un mensaje... justo veo a alguien pero puedo atrasarlo, lo había puesto a las 1130hs, pero puede venir más tarde. Y luego del mediodía también puede ser. En el club hacemos lo que llamamos “comité de acogida”. El club está de 16 a 17h -¿podemos ir? -¡Claro! Eso les daría una visión de conjunto.
Últimamente había una mujer de la Gran Autoridad1, como se dice... ¡Hay que darse el título de Gran Autoridad! ¡Es mejor que el de Papa! Y entonces vino esa mujer, pero yo no la recibo más, no puedo. Tengo a alguien que la recibe. Creo que vino hace 2 años, ¿o hace 1 año? En el mes de Julio, el clima era maravilloso. Ahora está bien, pero cuando el clima está lindo... Entonces, ella caminaba, visitaba, y luego, le dijo a quien la acompañaba en su visita: “Sí, sí, no está mal... ¡Es un lugar de vida! Pero no es un lugar de curación”. Afortunadamente yo no estaba ahí, porque le hubiese hundido la cabeza en la tierra. Pero bueno, ¡hay que contenerse! ¡Pero decir cosas así! ¡Es un programa! Es espantoso. ¡Y todo está así! Otra vez, recibí a los administradores allí, en lo que llamamos la rotonda... Habían estado discutiendo una mañana entera sobre lo que llamamos el hospital de día. Habíamos podido lograr que sea acá, pero en un lugar particular reservado para eso, aunque para la administración tenía que estar muy separado, a muchos kilómetros, para que no se mezcle con el hospital, como en Sainte-Anne y en otros. (Incluso, vayan a verlo, recientemente hemos realizado trabajos en el primer piso del castillo para que quede claro que ¡Este lugar es para el hospital de día! La gente que viene de Blois, ¡Debe comer aparte! ¡No debe mezclarse con los otros!). Entonces, una mañana estábamos discutiendo ahí y yo intentaba explicarles: “Bueno, sí, acá hay mucha gente, 107, 110, ¡estadías!, ¡Más una cantidad de gente que viene del exterior! De Blois, que viven en departamentos, piezas, etc... al menos cincuenta, ¡esa gente va y viene!” Entonces los administradores dicen: “Bueno, ¡vienen a ver a su psicólogo y su médico!” Yo digo: “Sí, vienen a ver eso”. Pero, sobretodo, vienen a ver a sus amigues. Eso fue demasiado. Ellos habían aceptado que lo que ahora se llama Hospital de día, sea en la sala de espectáculos. ¡Pero que se digan cosas así! “Vienen a ver a sus amigos...” ¡No es terapéutico, no es médico! ¿Qué es eso? ¿qué es eso? Por el hecho de haber estado hospitalizados aquí, han hecho muchas relaciones. Y vienen acá, lo que no impide que vean a su médico. Entonces, ellos reflexionaron, y luego de 5 minutos un tipo (el principal) dice: -“Ah, bueno, lo que ustedes explican es muy complicado”. Yo digo: “Bueno...”. –“Pero si comprendí bien, la relación con la gente de Blois que viene al hospital de día, es el equivalente de lo que se llama: el servicio de post-venta”. Eso me hace un nudo en la garganta. Luego de algunos minutos de reflexión dije: “Exactamente eso”. (oury se rie en el video) Y entonces, ellos se estaban yendo pero había unos tipos ahí;yh6 yo salgo afuera de la reunión, y cerca de la puerta les digo: “Miren, ustedes saben que yo soy alto y me parece extraordinario sostenerme de pie, tan alto, con pies pequeños (aún los neurólogos más expertos consideran que hay muchas cosas que todavía no hemos comprendido acerca de la complejidad extraordinaria para sostenerse de pie); y si yo aplicara vuestra lógica, me rompería la jeta enseguida” Y el tipo se fue... No es muy diplomático, ¡pero no es tolerable! ¡No es tolerable escuchar semejantes estupideces! Eso, entre otras cosas. ¡Pero eso necesita de una presencia! A mí, que no me gusta el campo... ¡Permanente! 24x24 ¡No es poco! Desde hace 60 años.
Recién hablaba con Ivonne, la vieron ustedes. Ella chapurrea, es esquizofrénica, autista. Hace muchos años, cuando ella llegó, hacía, como los autistas, ecomimias. Por ejemplo: Si uno lleva un dedo a su boca. Si yo pongo mi dedo así, ella hace lo mismo. Como los autistas. Cierras un ojo, cierran un ojo. ¡Es molesto cuando hablas a alguien que hace cosas así! ¡No se trata de un espejo! Ahora eso se terminó, pero ella chapurrea en francés y en alemán. Yo no conozco bien el alemán, sólo un poco. Le dije, explicame que quiere decir eso en alemán. (...) Pero eso no hace nada. Ella toca el piano, pero no quiere en cualquier piano... (tenemos varios) Hay un piano muy lindo, un yamaha lindo, que está en la capilla, que a veces está muy sucia, es asqueroso. Pero no puede tocar ese piano porque está la virgen maría, y no puede tocar el piano en frente a la virgen maría. Le digo, “Hace 20 años, hice venir al obispo para desacralizar la capilla”. Ella no va. Hay que respetar eso, pero forma parte de la conversación. Ella vive en Blois y viene al hospital de día. Le digo: “-¿Tiene piano?” “-Tengo uno electrónico”. “-Eso no molesta a los vecinos”. -Ella dice, “No. Pero a veces, eso me molesta”. Y a veces, como recién, me dice: “¿Me mira un poco?”. Es raro que pida eso. Ella dice que es fea . Entonces le digo: “¡Pero usted no es para nada fea!” Eso es algo que viene de hace mucho tiempo, no ha cambiado mucho. “-¿Usted se mira? -Por siete semanas me he mirado” ¿Y entonces? ¡No está tan mal! ¡Es un estilo de conversación! La veo dos o tres veces por semana, cuando ella viene está muy contenta, por eso no me gusta hacerla esperar... son pequeños detalles... Podemos decir que son estilos de relación. Y ella se sostiene, hay transferencia. Cuando escuchamos a los estudiantes que vienen aquí a hacer pasantías, a los que los psicoanalistas, universitarios o no, les dicen: “No hay transferencia en los psicóticos”. ¡No hay que reírse! ¡Son unos hijos de yuta! ¡No son más psicoanalistas que el papa! Incluso peores. Simplemente están tomados en la burocracia. Entonces, si no hay transferencia, ¡podemos encerrarlos! ¡Sin ningún motivo! ¡Se les puede vestir con pijamas! No hay transferencia... Entonces, no hay deseo... Entonces, son menos que nada.
Es Von Kleist quien cuenta que, en una ciudad del sur de alemania, como por ejemplo Munich, había un tipo en el parque; un marionetista que sostenía con un hilo a marionetas magníficas. Y luego, quizás durante varios días, pasó delante suyo un tipo de la Ópera, de ese ritual, de la ciudad, que se aproxima y comienzan una conversación. Y el tipo, un bailarín extraordinario, dice que se siente (habría que leer el texto, es magnífico), no inferior, pero en fin... poca cosa al lado de la grandeza de esas marionetas. Porque tiene, podemos decir, el alma de la marioneta, el nudo, entre dos dedos, y la manera de balancear la mano, con un punto que dirige toda la marioneta. Y ese punto, es el punto de gravedad. No en el sentido de peso, sino de gravitar. Él tenía la maestría de todos los movimientos de la marioneta, entre sólo dos dedos. Un nudo. Y el bailarín estrella le dice: “Incluso cuando hago las cosas más extraordinarias, no tengo centro, está en todo el cuerpo y me siento en una enorme inferioridad frente a la marioneta. No tengo ninguna maestría, no tengo punto de...”. Sería necesario leer el texto, porque es mucho mejor. Él se sentía muy inferior a la marioneta. Ese punto, el centro, vamos a llamarlo de gravedad, si podemos decirlo así, no sé cómo podríamos llamarlo. En fin, el punto motor de todo eso, por ejemplo en la esquizofrenia, podemos decir que no hay uno. Hay varios. Eso quiere decir que los esquizofrénicos son como el bailarín estrella. Ellos no tienen completamente la maestría del cuerpo, como el tipo que tiene un punto que dirige todo. Eso me servía de ilustración. ¡Eso es la esquizofrenia! Es decir la disociación. La multiplicidad de puntos de gravedad. Ahora bien, no es alguien que dirige a otro, pero hace falta que funcione. En fin... Cuando nos encontramos con un esquizofrénico sentimos rápidamente que no hay un punto, que hay varios y que no tenemos la maestría total; en tanto que con alguien normal, decimos éste o aquel y no nos equivocamos. Por eso es que los esquizofrénicos dicen: “Está bien ahí pero yo estoy en otra parte”. Y luego, cuando vuelve un tipo que había estado de viaje por áfrica, participando durante 15 días en la vida de un pueblo en Costa de Marfil, le pregunto: “¿Entonces estuvo bien?”. Y me dice: “Usted sabe que, para mí, aquí o allá es parecido”. Es exactamente eso. El centro no está. Bueno, entonces... Yo contaba acerca de un joven que me habían enviado, esquizofrénico paranoide, etc... de acuerdo al DSM IV, donde le hacen una cantidad de cuestionarios, un completo error. Lo veo llegar por la puerta y me digo: “¡Esto no es serio!”. Esquizofrénico paranoide con tendencia paranoica decía en las cartas que me habían enviado, ¡varios psiquiatras! Y entonces, apenas llegó le dije: “¡Pero usted no es esquizofrénico!”. Y con una sonrisa magnífica me dice: “¡Ah, buenas noticias!”. Un joven hombre de 32 años. Digo bueno, que se quede para hablar un poco... Dice: “Es verdad que me intoxiqué un poco, tomé algunas cosas…”. Le digo: “-¿Lo encerraron atado?”. –“Sí, sí”. Le digo: “Bueno, no hace falta que se quede (era por la mañana), pero al menos vaya a comer con todos y vuelva en 3 horas, y le prevengo que usted verá verdaderos esquizofrénicos”. Volvió 3 horas más tarde, y me dice con una sonrisa: “¡Vi verdaderos!”. ¡Él no era esquizofrénico! Entonces, eso es el punto. Es por eso lo de la marioneta. Habría que entrar en el texto de Von Kleist, porque es magnífico.
Precisamente, lo que cuenta es el reagrupamiento de un punto, sin el cual uno no sabe a quien le habla. ¡Y a menudo es así! En cierto nivel, el pasar, no de un personaje a otro, sino de una parte de la persona a otra. Sabiendo que es cuando hablamos que eso puede hacerse. Que uno puede tomarse por un tiempo, por algunos unos minutos, a sí mismo, como el punto de reagrupamiento del otro. Es del orden de la transferencia. Y con eso, encontramos a Tosquelles. Transferencia polifónica, tranferencia multireferencial (eso es lo que quiere decir). Yo digo, transferencia disociada. Y al mismo tiempo, en relación a la presencia en un lugar. Por eso es que yo había dicho, retomando la distinción de Lacan entre lo dicho y el decir, es que hay espacios del decir, donde pasan cosas. No necesariamente cosas mágicas, pero, ¿por qué no? En la vida cotidiana, incluso en La Borde, lo vemos bien, están aquí y no en otra parte. Pero hay otras personas que están aquí y en otra parte al mismo tiempo. Así es la esquizofrenia Y bien, podemos decir que ese punto de reagrupamiento es un punto de reagrupamiento, de eso que Lacan llama el decir, que no es lo dicho. Y el decir, precisamente es lo que está en relación con el inconsciente, que se manifiesta ahí. Esto que cuento es un poco demasiado rápido, pero se corresponde con todas estas imaginerías. Es preciso que tomemos imágenes así... Y eso me parecía muy cercano. ¡Pero no hay que equivocarse en el diagnóstico! Cuando dicen: ¡Oh, el diagnóstico no sirve para nada! Lo he escuchado en grupos de psicoanalistas, incluso cercanos a Lacan. Yo decía: “El diagnóstico se hace de inmediato”. Entonces un tipo me dijo: “Oh la neutralidad, entonces ¡no hay neutralidad!”. Y bien... Ese es el tipo de reflexión clínica de la mayoría. ¡No hay que hacer diagnósticos, sino no se es neutro! Entonces, ese tipo había dicho: “Yo veía a un hombre joven durante uno o dos meses, y luego al cabo 6 meses (había roto todas las sillas) me dí cuenta de que debía ser esquizofrénico”. Me levanté, (estaba lleno de gente) y dije: Yo lo conozco, es un amigo, pero me gustaría decirles que acaba de hacernos una demostración de un “homicidio por estupidez”. Porque habría podido hacerlo, si hubiese querido. ¡Pero por la idiotez de no hacer diagnósticos! Ahora bien, todo eso va junto, se puede poner en otro orden, pero por un lado, el “Praecox gefühl” del que habla Rümke, no es el sentimiento precoz, es el instante de ver.
Martine Deyres: “Pero, ¿en qué la disociación no es la fragmentación?”
Jean Oury: Ah sí... Eso también viene de una confusión, espantosa. Yo considero (eso ya fue un poco evocado por Lacan en 1938, en el artículo de la enciclopedia francesa sobre la familia) que por ejemplo, en las psicosis histéricas, no hay Spaltung, no hay disociación, hay fragmentación.
Toda la descripción que hace Melanie Klein, por ejemplo de las psicosis histéricas, es de la fragmentación. Y en la fragmentación, siempre hay un trasfondo en relación a un reagrupamiento. Y es ese reagrupamiento, lo que está desecho, pero que siempre está ahí. Por lo tanto, paradójicamente, en la fragmentación hay una unidad. En tanto que la disociación, (Así se traduce Spaltung, habría que volver sobre esa palabra de Bleuler) la Spaltung, no es una fragmentación. Podríamos decir que es un pequeño pedazo de algo, que tiene valor de todo. La Spaltung ha sido muy mal traducida en francés. la Spaltung es... no el corte ¿Qué es? Hay algunos que lo traducen por Splitting, pero eso no tiene nada que ver. El splitting es lo que domina en las patologías perversas, pero eso no tiene nada que ver con la Spaltung esquizofrénica. No logramos traducirla. Yo le pregunté a una mujer sutil, que conoce perfectamente (...), a la que le pedí que rehiciera las traducciones de Pankow, quien se equivocó al traducirse a ella misma. Y me dice, la Spaltung, ¡es un término banal en lengua alemana! Pero que no se puede traducir. La spaltung es muy, muy banal . Y, me daba el ejemplo (incluso tomé fotos que tengo ahí): Hay un bosque, una tormenta tremenda, los árboles son arrancados, rotos y vemos aparecer el corazón del árbol, con pinchos, cosas así... Eso es la spaltung. Y eso es lo que quería decir Bleuler. Eso es la esquizofrenia. Vemos aparecer cosas que habitualmente no son visibles. ¡Un árbol es un árbol! Pero un árbol que está arrancado, partido, tumbado... Eso es la esquizofrenia. Es la spaltung. Y clínicamente es mucho mejor que el splitting, o cosas así. No es la fragmentación que supone una unidad. No es lo que encontramos en Melanie Klein, o en las psicosis histéricas. ¡No hay disociación! Hay una unidad fragmentada. Para que haya fragmentación, es preciso que haya, lógicamente, una unidad. De otra manera, no son más pedazos. ¡Son pedazos de algo! En tanto que en la spaltung no hay más nada. Es un arrancamiento. Tenía detrás de mí un ejemplo, me habían dado unas fotos. No sé qué hice con ellas, de árboles arrancados. Ahí está, la spaltung. Luego de una tormenta… No se ve gran cosa, ¿eh? Y al mismo tiempo, eso reune una cosa muy importante que decía Tosquelles. Él decía, tomando imágenes así, que en la patología psicótica, etc, hay una falla, como en un bosque. Es el brezo. Yo le pregunté: “¿Qué es eso?” El brezo es el sotobosque, con las matas y arbustos de todo tipo. Un tipo normal tiene el sotobosque que tiene, se puede dañar pero está bien... pero cuando eso está completamente arruinado, hay justamente un arracamiento. Tosquelles lo decía bien “¿Qué es lo que hace un bosque?” ¡No son los árboles! No hace falta un bosque para que hayan árboles. Un bosque son los árboles y el brezo. Y entonces, yo encontré ahí reflexiones de Heidegger, alguien que me gusta mucho. Todo un capítulo que es sobre la palabra de Anaximandro. La palabra de Anaximandro, retraducida y recomentada. A fin de cuentas es una especie de recorrido ¿Cómo se llama? (ya me acordaré) Es un comentario sobre un texto que se llama “Holzwege”.
La traducción es: Holz (bosque) wege (camino), y es un término tradicional de los leñadores. Holzwege es trazar un camino, y Heidegger lo retoma muy bien. Anaximandro es quien habla de todo eso. Es trazar un camino que no existe para juntar la madera, y luego uno avanza y puede suceder de llegar a un claro. Heidegger hace toda una cosa sobre la luz, que no es agradable... Pero eso no impide toda la reflexión sobre el Holzwege. Podemos tomar toda esa clase de imágenes forestales y decir que en la esquizofrenia, todo eso es lo que está destruido. No hay más Holzwege posible. No hay más camino. Todo ha sido arrancado e incluso los árboles están como en la foto, se caen en el brezo. Eso es un proceso esquizofrénico, ¡pero eso no es histérico! Las histerias son otra cosa, hay una unidad que permanece, mientras que ahí no hay unidad. Uno está en ninguna parte. Ahora bien, es con eso con lo que hay que poder trabajar algunas veces. Es importante, es por eso mismo que el tipo busca el origen del significante. ¿Qué quiere decir la palabra sombrero? Es decir, ¿Porqué llamamos a eso sombrero en vez de otra manera? Pero, ¿Qué quiere decir la palabra sombrero? Podemos decir que es una pregunta de base sobre el sentido mismo. Podemos decir como en el siglo XVIII, que los esquizofrénicos son insensatos. Insensatos ¡Y es verdad! Pero eso no impide que, siendo insensatos, sean mucho más filósofos que otros tipos, porque están todo el tiempo buscando el sentido ¡y no lo encuentran! Entonces, ¿Qué quiere decir la palabra sombrero? En ese momento, mejor ir a andar a caballo, pero eso no impide lo serio de la pregunta, y juega un rol en la vida colectiva. Por ejemplo, me llamaron recién repecto de ese tipo que se pregunta “¿Qué quiere decir la palabra sombrero?” y me dijeron que estaba muy alterado y que estaba rompiendo cosas. Ella siempre lo llamaba, y entonces le dije que nos veríamos más tarde. Entonces llamé a Danielle para que puedan hablar enseguida, y deje de romper cosas... Más uno levanta la voz, más él se pone a gritar. Bueno eso, estamos en el brezo que no existe más. Estamos en cosas como esa foto. Y si uno insiste es probable que tiremos otro árbol, no vale la pena, ya es suficiente con eso. En resumidas cuentas... eso es, día a día, noche a noche, como me gusta decir... La vida cotidiana… ¡Pero no es fácil que haya sentido! Y eso Lacan lo remarcaba. Cuando desarrolló esta noción en 1971, él había viajado a Japón y me había escrito: “¡Encontré algo ahí!” ¿Qué es lo que había encontrado? La noción de semblante. ¡No es cualquier cosa! Hace semblante. No tenemos el tiempo aquí para desarrollar lo que él llama el semblante, pero está a nivel de lo que en el discurso llamamos: lo incoativo. La incoación es el inicio de algo, de un discurso para llegar a... Es lo que permite en toda una estructura de discursos y demás… Y podemos decir que todo el trabajo es... En la esquizofrenia hay profundos problemas de semblante, que es un operador lógico, pero cuando eso anda bien es lo que, como dice Lacan, da el sentido, no la significación, no la “bedeutung”.
Sentido y lazo social. Eso es magnífico.
El semblante es de lo más frágil. Lacan tiene razón cuando dice que en la psicosis es el semblante lo que se ha perdido, lo que no funciona más. Es una dificultad para crear sentido, una dificultad para crear lazos; lo vemos bien aquí, aún con la chica que junta las colillas. ¡Es difícil el lazo social! ¡Y el sentido! Es para los otros... Por otro lado, es muy importante no aplastar lo poco que hay.
La disociación, la spaltung, ¡Es la transferencia la que es disociada! Y no podemos decir que se trate de juntar los pedazos y hacer un todo. ¡Eso no tiene sentido! Y sin embargo, hay que tener en cuenta, cuando nos dirigimos al otro, que la pasarela misma que vamos a tenderle, a veces es suficiente. Pero una pasarela no es un puente, no es una ruta...no es un conjunto. Es sólo... y a veces importa mucho. Cuando caminas sobre un hilo, sobre un precipicio, ¡No tienen que molestarte! Salvo cuando te caes. Por otro lado, no se trata de alentar, sino de tener en cuenta. “Le hablaré cuando haya llegado a la otra orilla”. Y en ese momento: “Hola, ¿cómo va?” ¡Pero no antes! Si uno lo dice antes, él se cae. Vemos que lo que más importa cuando le explicamos algo a alguien, no es tanto lo que uno dice, es la forma de decirlo, la manera. A fin de cuentas podemos decir: “Hay que tener buenos modales”. Es la cosa más difícil. Los buenos modales no son todo el decoro de la corte de Luis XV. Podemos decir que están en relación con lo analítico, en el sentido estricto del término. No decir: “¡Yo voy a explicarte lo que pasó!. Si rompiste la venta es porque...”. El tipo se va y rompe otra. Casi que podríamos decir que es una especie de saber hacer. Tampoco es la tolerancia. Más bien, es el rigor de saber a quien une se dirige, cómo y cuándo... Hay que poder elegir: Hay que poder elegir... “Hoy no, mañana vemos”. Es necesario tiempo. Es necesario que eso se trabaje. Es preciso que haya, Durcharbeitung, “un trabajo a través de”. Eso es lo que quiere decir en alemán Durcharbeiten, trabajar, pero a través de algo. Durch es a través de. No es sólo por, sino a través de algo... Y a veces, es hablando de otra cosa que hay una metonimia. Y que se puede llegar a decir. Pero es la cosa más difícil. Salvo quizás en los psicóticos, que son más habilidosos que cualquiera, porque tienen una destrucción tal a nivel del lenguaje, que tienen una toma directa sobre lo que nosotros no. Me gusta ese texto de Lacan donde dice: “Que se diga queda olvidado tras lo que se dice en lo que se oye”. En la vida cotidiana no estamos a nivel del decir. Y para que puede tener acceso al decir, dice Lacan en otro lugar, es necesario que haya un punto de transferencia. Es poco común, pero es el punto de transferencia lo que puede abrir algo en el horizonte, un decir. Que es lo más raro. Y los esquizofrénicos están tan estallados, están en contacto directo con el decir. No comprenden nada y no obstante es por eso… Lo vemos bien en Artaud, en El Pesa Nervios. Blanchot habla acerca de eso de una manera... Blanchot es un tipo extraordinario, me gusta mucho. Él habla muy bien del Pesa Nervios de Artaud, esa miseria que presenta. Pero al mismo tiempo es por ahí que eso pasa, aún si queda ahí, en el abandono. ¡Vemos bien que eso pone en cuestión toda la psiquiatría! La manera de ser, la manera de presentarse, la manera de no decir nada.
Una mujer extraordinaria, psicótica, pero no únicamente, que permaneció con una cantidad de... crítica. Ella me dió un montón de cosas, por ejemplo, el gato que está ahí, que ella había tallado. Me dijo: “Es roble de Escocia, de hace 3 siglos”. Es casi tan duro como (...), para eso, ella usó un punzón. Es un gato magullado, y está al mismo tiempo en relación con lo que les voy a contar: “Yo venía del norte, de Douais, y tenía una gata pequeña que estaba moribunda. Yo la estaba cuidando por la noche, tenía leucemia, y hacia las 5 am, me miró, y murió”. Eso la había golpeado mucho, y quince días más tarde me trajo esto, un gato magullado, de un roble de Escocia de hace 3 siglos. Y un día, unas personas dijeron: “Hay que hacer una exposición, ya hablamos, ella está de acuerdo”. Y yo dije: “De ningún modo”. Porque si se hacía una exposición, se terminaba. Era entrar en relaciones mercantiles, se vuelve un comercio, deforma todo, y al mismo tiempo, es un poco traumatizante. Hay que quedarse así, con pequeñas cosas. Dicho de otro modo, tengo problemas sobre el plano metapsicológico. Son variaciones sobre el concepto de narcisismo, en el sentido de Freud, en el sentido de Pankow, en el sentido de Schotte también. Yo hago la distinción entre el narcisismo especular, del espejo, “Soy lindo, tengo cara de tonto, etc...”; y el narcisismo originario, que permite que haya una estructura, la Gestaltung (en eso estamos cerca de Maldiney), es decir la puesta en forma, pero no la forma del espejo. Y sin embargo, es a partir de ahí, su importancia para que haya una personalidad. Y eso es lo que está en construcción. Sin embargo, en general, no tenemos acceso al narcisismo originario. La gente hace lo que puede, está contenta o no consigo misma. Pero para un tipo que está en un proceso psicótico, eso toca, podemos decir, algo inaccesible que es del orden del narcisismo originario. Y que no es especular. Por ejemplo, una cosa así (el gato magullado), está a nivel del narcisismo originario. Eso pone en cuestión la construcción del sí mismo, con todos los defectos y las fallas que puede tener. Ahora bien, me parece que la creación, la conación, la creación estética; está relacionado. Hablando de Forestier, es eso. Porque a fin de cuentas, todos los muñecos que hace son él. ¡No es ningún otro! Además, ¡Se los reconoce! ¡Forestier era así! No se vestía parecido a esos muñecos, no hay que equivocarse, pero tenía el mismo aspecto. Una gran cabeza, etc, y estaba vestido todo el tiempo igual. ¡Como esos muñecos! ¡Los muñecos son él mismo! Pero hacía tantos que, a la fuerza quizás, llenó el mundo. Al fin del mundo, él lo compensó así, haciendo un montón de muñecos. Luego, también hizo un montón de otras cosas. Los monstruos y todo eso, a fin de cuentas, eran para no aburrirse de rehacer el mundo. Y eso Tosquelles lo había visto bien. Pero Tosquelles fue muy prudente cuando, en 1949, yo escribí sobre Forestier. Él me había dicho que agregara una pequeña frase al final, diciendo que no hay que olvidar que todo eso al final, todo eso podrá ser lo que se quiera, pero lo que cuenta, es la reconstrucción del cuerpo. Es otro tratamiento. Pero si le damos un valor comercial, mercantil, es como si vendiésemos su propio cuerpo. Y en ese momento, eso deviene obsceno.
La syneidesis. La reconstrucción de... Por ejemplo, la syneidesises un proceso de cicatrización. Te cortas y sucede un fenómeno extraordinario, de una complejidad sorprendente: Todas las células se notifican, y eso... se rehace, se reteje. Hay una cicatriz que desaparece. Y, luego de una lesión, podemos decir que hay, retomando nociones griegas, un proceso de: Horme. La Horme no es un instante. Es lo que permite la reconstrucción, incluso tisular, anatómica. Entonces, la syneidesis, buena cicatriz. Es del mismo orden de lo que retomo en mi tesis. En un psicótico, la obra de arte es una syneidesis. Podemos decir que a nivel de la psiquiatría, es una suerte de reparación de algo que ha sido destruido. Y que une reconstruye. A veces, se reconstruye más o menos, pero se reconstruye. Por eso hay obras de arte, como se las llama, pero son simplemente productos de reconstrucción. Y entonces, si uno se pone a vender eso, es como si vendiese su cuerpo. Por eso es que hay que ser reticente al arte bruto... Siempre he sido crítico respecto a eso...
He aquí el ejemplo reciente, de octubre 1950, de una jóven psicótica: Paulette P. de 16 años. Ensayo sobre la conación estética (extracto de la tesis de Jean Oury, 1950)
Hoy, de 18 a 19hs, ella estuvo muy alterada, Esta mañana embadurnó las paredes de su pieza con materia fecal. Por la noche orinó en el suelo. Yo la encuentro de pie, mmm. Ella esgrimía en su mano derecha, como un puñal, un pedazo de madera que arrancó a la mampara de su pieza. Ella está frente al vidrio, con los pies sobre su orina. Golpea rítmicamente el suelo mientras grita, soltando insultos y amenazas. Es una danza mágica para conjugar la suerte, para oponerse al brujo y al diablo. Los insulta. Me amenaza con su puñal, quiere matarme, me injuria: “¡Cabrón, desgraciado!”. Yo soy el gran brujo que detenta el poder sobre el bien y el mal, y su ira contra mí es cautivadora. Es una lucha de influencias donde la danza se mezcla con el grito. Soy el punto de cristalización de su angustia primitiva. Estructura de Kakon. Urgencias de instancias arcaicas. Estoy tomado en los hilos, los hilos me atraviesan y soy atravesado por una corriente. Ella continúa su danza rítmica, simulando cortar con su puñal hilos que están puestos delante, detrás, a izquierda y derecha, etc… A pesar de ello, comienzo la conversación para intentar restablecer el contacto, en el momento en que ella se detuvo frente al vidrio. “-¿Qué ves en el vidrio? -Yo no te veo, -¿Qué ves en el vidrio? -Yo no me veo, ¿Qué ves en el vidrio? -Veo lo que tú no verás jamás”. Algunos momentos después le quité su peligroso puñal y ella aceptó volver a acostarse. Me admite que una vez más tenía miedo de ser asesinada. Por lo tanto, quería defenderse. Está calma. Volvió, por ahora, a la superficie del espejo. Me reconoce, por lo tanto se reconoce, pero soy el único alter ego que puede soportar. Sentimos que, con nada, ella puede volver a hundirse en su mundo mágico. La aparición de la enfermera, es esa nada. La catástrofe la sumerge de nuevo. Vuelvo a ser el brujo maléfico. Ella llama a sus padres, a su madre. Les habla con la voz muy alta. Les grita en un tono monocorde: “¡Vengan a buscarme! ¡Él quiere matarme! ¡Quiere estrangularme! ¡Es a él a quien hay que matar! ¡Es un cabrón, desgraciado! ¡Lucharé hasta el final! ¡Él siempre ahí está luchando contra mí!”. Y un poco más tarde: “Aunque me mires a los ojos no tendrás mi secreto”. Cuando le pregunto en quien piensa ella: “En mi culo y en la luna”. Algunos instantes más tarde la acompaño a otra pieza, luego de haberle dado una inyección de Sedol. Ella pasa frente al vidrio, se detiene, se mira y me dice: “Quiero ver si es Paulette quien está ahí”. Y ella se reconoce. Insisto diciendo que es ella. Se siente bruscamente aliviada, dócil, confiada. Enseguida me explica que recién había tenido miedo de que la transformemos en animal. Que la inyección significaba que una serpiente la comía.
¡No está mal! Eso es viejo, de los años 50. Hay un poco de todo. Paulette… Ahí estoy tomado en un mundo mágico y se siente el efecto, luego, cuando pasamos frente al espejo, y se restablece todo el sistema del estadio del espejo. Una posibilidad de personalización que reaparece. Pero antes, es un mundo mágico, en el cual yo mismo estoy tomado. Día a día, noche a noche y así, al lado de... Precariedad quizás es la palabra fundamental. La precariedad de la vida cotidiana. No se cae de maduro. Precario es una palabra extraordinaria... La palabra precario no sé de dónde viene, pero es curiosa... Es precaria...
1 Se refiere a la HAS - Haute Autorité de santé. (N. de las TT.)
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